Estoy en misa. Son las 11:30 de la mañana. Como siempre tengo uno de mis grandes pensamientos. Eso sólo me pasa en tres momentos: en el baño, en misa o en el carro público. Qué hay en mi mente? Bueno, no lo puedo explicar, hay demasiadas cosas ahí (no todas tienen sentido). De repente se me ocurrió, la idea vino directo a mi cerebro. Qué decimos? Creo que pocas veces pensamos que lo que decimos o hacemos tienen un valor íntrinseco (después de leer tanto algunas palabritas finas debo saber, no??). Bueno he aquí el problema (primero voy a poner un ejemplo de lo que le decimos a Dios porque él es el más importante). Si digo que Dios es grande, es porque de verdad creo que el es grande (no le voy a estar diciendo mentiras). Entonces por qué, después de decirle algo así lo pisoteo? Me explico, cuando pecamos lo estamos insultando, despreciándolo; entonces como yo soy una pecadora de “alante alante” lo estoy insultando frecuentemente. Lo jevi es que como el es tan misericordioso siempre me recibe de nuevo en sus brazos paternales. Eso es lo mejor del mundo, es como cuando uno está en un aire acondicionado con una colchita bien suave viendo HBO (jeje, perdón, es que tengo cable desde hace poco), pero es mejor que eso. Dios es todopoderoso. Eso lo digo yo a cada rato, pues dejénme decirles que estoy tratando de recordarlo más a menudo. Antes, cuando no sabía lo que decía, no me importaba, pero ahora me lo quiero creer porque si el es todopoderoso puede hacer cualquier cosa y ante el mis problemas son más insignificantes que un peo (no me salió tan finita esta palabra).También hay que tomar en cuenta que las palabras y acciones juegan un papel importante. Otro ejemplo (por cierto, espero que estos ejemplos sean buenos porque a veces no soy muy clara en lo que digo). En algunas ocasiones, sin querer le hacemos daño a alguien y aunque no lo parezca esa persona puede estarse muriendo por dentro (experiencia propia???). Pero por otro lado, también podemos hacer algo “chipi” pero que para el otro signifique demasiado. Como los mensajitos por el celular, cuando recibo uno, por menos que diga siento que le importo a la otra persona. Que diga, no es que si no se manda el mensaje uno no importa, pero uno se siente como medio añoñadito (saben a qué me refiero??).
Bueno, viendo el caso, creo que a partir de hoy trataré de ser más atenta a lo que digo y hago. Hay quienes piensan que vivo en la luna, pero no es así, estoy un poco más cerca, aunque no con los pies en la tierra..........
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