Es ese
día que te levantas y sabes que tienes un gran cambio cerca y bueno, qué haces?
Piensas un poco en lo que ha sido tu vida hasta ahora, en las personas
maravillosas (y las no tan maravillosas) que has conocido, recuerdas las
lecciones que has aprendido y bueno, de repente sientes que con todo lo que
tienes estás lista para hacer frente al cambio.
Dicen que de bien nacidos es ser agradecido. Y la
verdad que soy bien nacida porque tengo un montón que agradecer.
Estoy bien. Es un periodo de cambios que en cierta
forma me gusta. No me malinterpreten, no quiero decir que es fácil ni
totalmente color de rosas, sino que los cambios siempre vienen bien y más si
sabemos aprovecharlos a nuestro favor. Hay momentos en la vida en que caemos
tan en la rutina que olvidamos incluso nuestros proyectos a largo plazo
(incluso los de corto), pero bueno, que cuando la vida nos estremece volvemos a
despertar, salimos de la piel del conejo y recordamos que hay algo más, que el
mundo es relativamente pequeño, pero el universo de posibilidades es bien
grande.
Pues
bien, aquí estoy, como perfectamente lo describió alguna vez Pedro Mir: “en un
país en el mundo ubicado en el mismo trayecto del sol…”, en el que cada día se
vive una nueva aventura, ya sea en un carro público o en casa durante un apagón.
Para finalizar, unas palabras de Calderón de la Barca en su obra "La vida es sueño" que me acompañaron en mis últimos días en Madrid:
Qué es la vida?
Un frenesí. Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción; y el mayor
bien es pequeño; que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son.